Proliferan las prácticas que, aún no teniendo nada que ver con el psicoanálisis, se denominan psicoanalíticas. Prácticas, supuestamente, “más adaptadas a este momento y a pretendidas nuevas patologías”. Mientras tanto, la especificidad del psicoanálisis se vacía ante la indiferencia de buena parte de los propios psicoanalistas. Francia e Italia han asistido a distintos intentos de regulación del psicoanálisis, acompañados de ataques a su práctica. En España, el psicoanálisis ha pasado de ser denostado y atacado a estar cada vez más ausente de la escena social.
Este manifiesto busca rescatar el papel del psicoanálisis como vía de escucha, conocimiento y alivio del dolor generado por los conflictos inconscientes del ser humano, reivindicando también su función civilizadora. Dar cuenta de lo específico del psicoanálisis, su concepción del sujeto y del síntoma, su manera de curar y su diferenciación de otras formas de tratamiento.
Ciertos elementos surgidos en nuestra historia nos llevan a pensar que la dificultad del desarrollo del psicoanálisis, sus silencios y renegaciones, no se circunscribe al tiempo de la guerra y la posguerra. Nuestra hipótesis es que esas marcas de origen siguen presentes hoy en día y constituyen la particularidad del psicoanálisis en España y de su inserción en nuestra sociedad.
En un tiempo de cambios profundos y complejos, tiempo de incertidumbres, nos vemos obligados a tomar posiciones frente a los retos que se plantean a los psicoanalistas y al psicoanálisis en esta España del siglo XXI.